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¿Por qué no deberíamos usar la misma crema en el cuerpo y en el rostro?

La piel del rostro suele estar mucho más expuesta que la del resto del cuerpo por lo que se ve más afectada por factores externos tales como el clima, la polución y los rayos UV. Además, esta área de la piel es mucho más fina y delicada, por lo que tiende a resecarse más fácilmente.

Esto hace que, comparada con otras áreas del cuerpo, el rostro sea una de las primeras en mostrar signos de envejecimiento. Por este motivo es que, para mantenerla luciendo tersa y suave por más tiempo, debemos recurrir a cremas humectantes hipoalergénicas (para evitar irritaciones) muy distintas a las que utilizamos a diario para la piel del cuerpo.

Por otro lado, debemos tener en cuenta la famosa zona T (compuesta por frente, nariz y mentón) que posee una densidad mucho más alta de glándulas sebáceas que la piel del resto del cuerpo. En consecuencia, es preferible recurrir a cremas hidratantes de texturas livianas, que no la dejen luciendo brillosa y con residuos grasos.

Uno de los componentes más recomendables a la hora de la hidratación es el Ácido Hialurónico, una sustancia que se encuentra de manera natural en nuestra piel y que contribuye a reforzar la barrera cutánea reteniendo el agua en la epidermis. Por último, no debemos olvidarnos de la protección solar. Las mejores cremas reafirmantes cuentan con filtros UVA y UVB que ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro ocasionado por el sol.