La pérdida de elasticidad de la piel es un efecto natural del envejecimiento corporal. Sin embargo, ciertos factores como los cambios bruscos y rápidos de peso, los trastornos hormonales, o deficiencias en la alimentación pueden hacer que las fibras de colágeno y elastina (responsables de mantener la firmeza de la piel) se desestructuren, acelerando la aparición de la flacidez.
Las zonas más propensas a padecerla son la cara interna de los brazos, el pecho, el abdomen y las caras interna y posterior de los muslos. Pero por suerte, existen formas de prevenirla y combatirla. He aquí los puntos a tener en cuenta para lograrlo:
- Evitar las dietas milagrosas: los descensos de peso repentinos contribuyen a destruir las fibras de la piel. Lo mejor es llevar una dieta equilibrada, aumentando la ingesta de frutas, verduras y proteínas magras, y reduciendo el consumo de grasas saturadas y azúcares.
- Realizar ejercicio de forma diaria: además de actividades aeróbicas como caminar, nadar, correr o andar en bicicleta, conviene incorporar ejercicios específicos para las zonas más propensas a perder firmeza, como sentadillas, flexiones de brazos y abdominales.
- Beber abundante agua: una piel hidratada equivale a una piel más elástica y firme.
- Usar cremas reafirmantes: tanto por la mañana como antes de acostarse, masajear las zonas problemáticas utilizando cremas con Vitamina A ayudará a reforzar las fibras elásticas de la piel.
Siguiendo estos consejos, nuestra piel lucirá tersa y saludable durante mucho más tiempo.